Del apagón al golpe suave: la energía como arma contra Cuba
Antes de cualquier análisis, quiero dedicar estas líneas a quienes viven los apagones no como teoría, sino como agotamiento diario. A las madres que intentan cocinar sin electricidad, a los ancianos que no duermen por el calor, a los trabajadores que se levantan sin luz ni agua.
Este artículo no busca explicarles a ustedes lo que ya conocen con el cuerpo y el alma. Busca que quienes están fuera comprendan que no se trata solo de energía, sino de una guerra encubierta contra el pueblo cubano.
Mi respeto y admiración a quienes, desde dentro, siguen resistiendo. Ustedes son la razón por la que escribo
Introducción
“No basta con bloquear el combustible. Hay que convertir la oscuridad en argumento ideológico, y la necesidad en acto de traición.”
Cuba no sufre una crisis energética por casualidad. Tampoco porque el socialismo no funcione. La causa es concreta y deliberada: Estados Unidos ha convertido la energía en un campo de batalla más dentro de su guerra no declarada contra la Revolución. Y lo ha hecho con precisión quirúrgica, aprovechando cada apagón, cada fila de gasolina, cada planta parada, para torcer el sentido de lo que somos como nación.
El bloqueo energético como estrategia planificada
Desde 2019, Washington intensificó el cerco contra la importación de portadores energéticos. Buques sancionados, aseguradoras presionadas, empresas amenazadas con demandas bajo la Ley Helms-Burton. La lista negra se extiende hasta navieras extranjeras, refinerías solidarias y bancos que se atrevan a financiar una compra de crudo. ¿Resultado? Cuba no puede importar libremente ni diésel, ni fuel oil, ni gasolina, ni siquiera lubricantes. El objetivo es claro: asfixiar el país sin disparar un solo misil.
Pero el estrangulamiento energético es solo la primera fase. La siguiente es convertir sus........
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