Éramos pocos y pregonó el señor cura
Éramos pocos y pregonó el señor cura.
Va el señor cura como pregonero en honor a la Virgen de la Salud, del municipio murciano de Alcantarilla, y suelta palabras infumables que han generado polémica. Las enfermedades espirituales o morales están ahí, sí. Es cierto. Pero no se pueden ligar esas afecciones a la mayor presencia de la mujer en el mundo del trabajo, más allá de las fronteras de las cuatro paredes de una casa, y en los ambientes sociopolíticos. La calentura del sacerdote requiere paños de agua fría en la frente, algún calmante y otra visión de una realidad deformada desde su óptica particular. Está claro. El machismo de la sociedad patriarcal causa estragos y sigue haciendo de las suyas por parte de algunos.
La maternidad no está desprestigiada. Simplemente ocurre que no es obligatoria y que existen impedimentos que no la facilitan, sean económicos, sociales o laborales. Las relaciones de pareja no tienen por qué conllevar un compromiso de matrimonio, aunque no lo crea este casto varón que va más lejos todavía cuando habla sobre el pensamiento de una autosuficiencia femenina y de la no necesidad respecto al hombre. O la pérdida de la esencia de la feminidad, un vetusto dictamen del párroco que nos hace viajar al pasado en su tendenciosa y obsoleta máquina del tiempo.
Recuerden el modelo o ideal que se transmitió a lo largo de todo el franquismo. El de una madre hacendosa, abnegada y servicial u obediente, adornada de los valores que el patriarcado........
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