Esquivando la justicia
Palacio de Justicia, sede del Tribunal Supremo. / Alberto Ortega - Europa Press
Entre aquello que consideramos justo y su contrario, suele haber una infinidad de posibilidades, dependiendo de quién lo analice, de qué se trate o con qué objetivo se haga. Por eso estamos tan lejos de que la llamada justicia sea indiscutiblemente equitativa, equilibrada y que no medie en ella abuso o presión alguna.
El pueblo llano, el que la utiliza y la sufre más contundentemente, sospecha que no existe una jurisprudencia ecuánime, porque se encuentra presuntamente mediatizada, interpretada e influida por los que la promulgan y la imparten, amparados en el llamado «espíritu de la ley».
Desde la sabiduría popular, se derraman refranes que insisten........
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