Antes de liderar a otros, lidérate a ti mismo, con propósito
En un mundo cada vez más frágil, ansioso, no lineal e incomprensible —el ya conocido entorno BANI—, el liderazgo ejecutivo no puede apoyarse únicamente en experiencia técnica o visión estratégica. Hoy, liderar con impacto exige integrar tres dimensiones clave: liderarme a mí mismo, liderar a otros y liderar a través de la complejidad organizacional. Juntas, forman la base de un liderazgo consciente, capaz de inspirar, alinear y transformar desde adentro hacia afuera.
Esta capacidad no es innata. Se construye. Se cultiva. Y comienza por un principio esencial: liderarse a uno mismo.
Recientemente, acompañé a una ejecutiva regional en un proceso de intervención crítica. Jennifer (seudónimo), acababa de asumir la Dirección General Regional. Tenía el perfil perfecto: MBA en una universidad reconocida, años de éxito como líder funcional, respeto dentro de su industria. Pero algo no encajaba.
Aunque los resultados no eran malos, el ambiente se sentía desconectado. Las decisiones no fluían. Y el equipo, aunque respetuoso, no estaba comprometido.
En una reunión clave, en medio de una discusión de estrategia que no terminaba de alinearse y un equipo cada vez más tenso, uno de sus directores rompió el silencio:
— “Eres la líder, pero no sabemos en qué crees tú.”
Fue un golpe directo. Y también un regalo.
Ese comentario le reveló una verdad incómoda: ningún líder puede inspirar a otros si no tiene claridad sobre quién es, qué representa y desde dónde lidera. Su transformación no........
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