Dilema brutal
En memoria de mi suegro, Héctor M. Aizpuru H., una estrella más en el firmamento.
Mucho trabajo cuesta pensar en un problema de más difícil decisión que lo que pasa en torno a la mal llamada reforma judicial. Existen magníficos argumentos para sustentar la decisión del por qué no es atractivo participar en la jornada pseudo-electoral prevista para el domingo 1 de junio.
Es evidente que estamos ante un ejercicio que es el resultado directo de una venganza artera desde un gobierno autoritario que no resistió el que hubiera decisiones de jueces independientes que, cumpliendo con su deber, determinaron la inconstitucionalidad de tantos y tantos actos arbitrarios. El embate desde las ideas del expresidente se hizo evidente cuando el 5 de febrero de 2024 presenta una serie de iniciativas de reforma, una de las cuales fue la de la reforma judicial. Lo que en ese momento se calificó como un disparate hoy es tristemente un proceso en curso.
El problema se materializó porque nadie en su sano juicio pudo haber previsto que en México se lograra una mayoría calificada legislativa en manos de una sola fuerza política. Pero como resultado de una maniobra inconstitucional que contó con la complicidad tanto del INE como del Tribunal Electoral, se incrementó la participación en la Cámara de Diputados del 54% al 72%, dándoles así el control calificado de las curules. En lo que hace al Senado, a base de chantajes, denuncias, e intimidación se hicieron de los escaños adicionales para lograr la mayoría calificada en esa sede.
Así, con esta detestable forma de hacerse del poder por las malas, no dudaron en usar el aparato legislativo a su servicio para otorgarle un “regalo” al presidente saliente y que pudiera promover la reforma constitucional judicial el 15 de septiembre de 2024. Pudo más el servilismo que el sentido común de saber que esa iniciativa no debería tener jamás una vía seria de implementación. Esa es la cruda historia del origen. Pero hay que repetirla para que jamás se olvide lo que hicieron y a lo que llegaron para impulsar un golpe de capricho y a la vez de destrucción irracional. Un despropósito enorme. Algo que solamente se entiende como un golpe artero propio de un gobierno fascista como el que se está configurando con evidente obscenidad. No exagero. Se repite la historia de Alemania en 1933.
Acto seguido se puso en marcha la implementación del texto constitucional que establecería como llevarían a cabo la sanguinaria forma de reemplazar a los enemigos judiciales de Morena. Se impuso un sistema inverosímil de nula evaluación de candidatos, prevalencia de criterios ideológicos, métodos primitivos de sustentación de candidaturas, uso de sistemas de insaculación (tómbolas), y nulificación de posibles figuras relevantes de la oposición.
Como lo único que importaba era cortar la cabeza a todos los que se opusieron a los abusos, no hubo contención alguna en revisar las consecuencias de un método absurdo para procesar el reemplazo no solamente de algunos, sino de todos los juzgadores del país, incluyendo los estatales también. En el proceso se permitió el arribo de candidatos vinculados a la delincuencia organizada. Dicen los de Morena que no son muchos, como si eso fuera normal, como si tener células cancerígenas es tolerable........
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