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¿Quién gobierna?

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La respuesta a la interrogante debería ser sumamente sencilla. Gobiernan las personas que son electas en un proceso democrático en que los electores determinan con libertad a quienes se prefiere entre una serie de opciones presentadas por partidos políticos funcionales y que finalmente los tribunales ratifican con resoluciones sólidas y claras. Sin embargo, hoy varios de los elementos previstos en dicha definición no son vigentes y, por lo tanto, no resulta posible validar que hoy tengamos condiciones de un sistema democrático, y que más bien nos han encaminado en unos cuantos meses hacia un régimen arbitrario y de opacidad electoral. Veamos los elementos individuales para opinar con pleno conocimiento de causa y claridad de conceptos.

Elecciones libres: No se pueden tener comicios probos cuando la autoridad electoral se ha vuelto una estructura de tolerancia a los abusos del partido dominante. En el reciente proceso de las elecciones judiciales se pusieron en marcha las tácticas propias de un retroceso de décadas en la forma en que los ciudadanos pueden elegir a personas para puestos oficiales. Acordeones para inducir el voto, campañas de adulteración de candidaturas, boletas de imposible entendimiento, casillas sin representación de partidos, conteo no realizado por ciudadanos, y nula capacidad para identificar y sancionar irregularidades. El resultado lo vemos en un Instituto Nacional Electoral muy debilitado y sesgado. Lo que se construyó en décadas en vía de ser destruido en poco tiempo. Una gran pérdida como se le vea.

Partidos políticos funcionales: Se ha visto como los partidos políticos no han estado a la altura de las circunstancias. Bien sea porque actúan como tribus de intereses, o porque no se salen de sus rutinas tradicionales que han hecho que se distancien por completo de las prioridades ciudadanas. Prevalecen sus reglas de cuotas y cuates como mecanismos para saciar la sed de poder interna, sin que eso conecte con el electorado. Como resultado se imponen las decisiones de programas sociales y la amenaza vil de perderlos si se opta por alguna otra fórmula. Así el partido en el gobierno pretende el poder único aunque en los hechos no sepa dar resultados, pauperiza al país, destruye instituciones, e instaura la arbitrariedad. Proceso de deterioro que solamente se puede revertir con nuevas opciones políticas y una enorme participación ciudadana exigente e independiente. Urgente oxigenar el funcionamiento partidista.

Tribunales electorales: Mención especial merece lo que ha venido sucediendo con el Tribunal Federal Electoral. Este tribunal será recordado por décadas como el gran villano y ejecutor de la democracia mexicana. De entrada resaltar las resoluciones adoptadas por un grupo de 3 magistrados en 2024 las que sustentaron la super-mayoría que a la postre le dio a Morena y sus........

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