Ante el presente oscuro, pensemos en el futuro
Está terminando un ciclo en la historia global e iniciando otro, cuyos contornos son aún inciertos. La llegada de Donald Trump al poder y su agenda revisionista del orden internacional han acelerado este proceso que ya estaba en marcha. Los cuestionamientos desde arriba y desde abajo a la democracia liberal, el consecuente ascenso de gobiernos autoritarios o populistas de distinto signo en todo el mundo, el enorme descontento frente al orden económico neoliberal, el ascenso de China como superpotencia y la consolidación de potencias medias (como India) eran signos que venían anunciando este cambio de era desde hace más de una década.
Sin embargo, parece que hasta ahora las élites políticas, económicas e intelectuales liberales están aceptando la profundidad de este proceso. Más aún, parte de estas élites sigue pensando que el cambio de época es reversible, que sólo se trata de un paréntesis histórico, pero pronto el mundo regresará al status quo ante. Otra parte, más realista, empieza a aceptar —ya con resignación, ya con miedo— la irreversibilidad de los cambios y comienza a buscar opciones para adaptarse a ellos. Sin embargo, en general, las élites liberales lucen desconcertadas y paralizadas, añorando una época que poco a poco termina frente a sus ojos.
Entretanto, en la mayor parte del mundo, salvo excepciones, las izquierdas entendieron el cambio de época primero, pero no supieron actuar en consecuencia. Es decir, leyeron y señalaron las deudas de la democracia liberal, la........
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