El diferenciador
A un año de gobierno, es posible identificar la cuerda floja en la que la presidenta ha debido transitar para mantener un liderazgo firme dentro de su partido. Los destellos de rebeldía legislativa en torno a las reformas en materia de nepotismo electoral y los excesos veraniegos de algunos liderazgos del partido que se apartan de la narrativa oficial evidencian que las batallas políticas más complejas que Claudia Sheinbaum debe librar no se originan en la oposición sino dentro de su propia coalición gobernante. Existe una multiplicidad de grupos a la que la presidenta debe responder y complacer para mantener a raya, al tiempo que opera y ejecuta una agenda de gobierno en un contexto que impone retos sin precedentes. Uno de ellos es, sin duda, el nuevo orden internacional que busca imponer la presidencia de Donald Trump.
Es en este marco que la presidenta ha podido imprimir un sello diferenciador en medio de un mar de voces que le demandan no apartarse de la agenda impuesta por su antecesor. Andrés Manuel López Obrador mostró un desdén indiscutible hacia la diplomacia presidencial, delegando la mayor parte de la agenda internacional a la Cancillería. Mantuvo las giras internacionales al mínimo, no acudió a foros multilaterales y hasta señaló de ineficaces a la mayoría de los organismos internacionales. Sin embargo, el gobierno de Claudia Sheinbaum........
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