Riesgo de crédito, riesgo de base, riesgo de mercado y riesgo país
Para nadie es un secreto que las calificadoras no ajustan calificaciones previendo lo que está por venir, generalmente lo hacen cuando es ya un secreto a voces que deben hacerlo. Son muchos los intereses que están en juego en una calificación, pero, sin duda, predominan los de la calificadora de que se trate, ya que su operación en los países involucra todo tipo de asesorías, consultorías, así como la prestación de muy diversos servicios, teniendo éstas que “acomodar” sus supuestas ponderaciones, al gusto del cliente que más esté pagando en ese momento.
Por lo general, los gobiernos de países que algo tienen que esconder, prodigan todo tipo de atenciones a los emisarios de esas improductivas empresas, sí, esas que mucho opinan, pero que no generan productos tangibles más allá de los anuncios que involucran sus muy amañadas metodologías. Tales acercamientos con el sector público provocan demora en la descalificación, o simplemente dilación del señalamiento de circunstancias que obligarían a hacer un ajuste.
Trump, lejos está de complacerles, y menos, de abrir la cartera para tenerles contentas, por lo que la degradación será sino que marque la relación con el dignatario. Le preocupa bien poco lo que anuncien y sus críticas sobre el comportamiento de la economía del país que gobierna. Entre más se agite Wall Street, él estima que hace pagar a quienes no se han acercado al besamanos, rindiéndose a sus pies. Lo suyo, es dar un buen espectáculo a los ciudadanos inconformes, que allá, son mayoría. Se diga lo que diga, sigue siendo el dueño de los titulares y protagonista de esta tétrica serie novelada, de la que obligadamente formamos parte.
En realidad, los comentarios vertidos en la reciente Convención Bancaria dejan claro que todos están conscientes del problema, pero que existe un acuerdo tácito para no tirar de la cuerda que frene la irresponsable retirada de dividendos, como tampoco la blandengue calificación oficial hecha por supervisores que no saben, no pueden o no quieren hacer su trabajo. Hacen cómplice mutis con respecto a lo que pasa al interior de los intermediarios financieros, particularmente, en la banca, como lo hicieron antes, quienes tuvieron esa responsabilidad a principios de los 90. La falta de reservas sólidas, creíbles y bien fondeadas, dejará más que claro que la supervisión financiera estuvo en manos inexpertas y........
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