Euro digital, la gota que derramará el vaso
La batalla comercial que se cierne sobre el mundo no es sino una etapa más, de un profundo proceso de ajuste de la economía mundial, el cual inició, por lo menos, hace cuatro años. Cíclicamente el sistema se ajusta y reordena. Debe decirse que es inútil pretender entender el cisma de los acuerdos comerciales internacionales, así como la inminente suspensión de los procesos de integración económica, si no se entiende primero la forma y términos en que la política monetaria juega un papel fundamental y determinante del orden económico mundial.
Cuando apareció el papel moneda, y, se impuso la idea de que la emisión de la moneda es una prerrogativa del estado, los gobiernos finalmente entendieron que, si no estaban siendo robados, cuando menos, estaban siendo impunemente desposeídos. En efecto, hace varios siglos, el concepto señoreaje vino a concretar una idea sencilla, pero poderosa. El que pone el dinero a circular, dotándole de un valor nominal, distinto al del material con el que se fabrica la moneda, se apropia de la diferencia entre dichos valores. Si alguien compromete el señoreaje, y con ello se enriquece, lo hace con cargo a una prerrogativa del soberano.
Esto es, el valor facial enriquece al estado. Sí, las finanzas públicas y la capacidad de obrar del soberano cambiaron radicalmente cuando se entendió el alcance de esta fuente singular de financiamiento. De forma que, si bien se siguieron acuñando piezas empleando metales preciosos, lo importante en el intercambio es siempre el cuño que se estampaba en la moneda, y no el material del que están hechas las piezas, dando al emisor la capacidad de pagar. El dinero estatal no permite sólo cubrir los estipendios de la milicia y la policía, sino también toda clase de bienes y servicios, de forma que constituye la posibilidad de fondear la operación de la maquinaria estatal.
El señoreaje hace posible la existencia del estado moderno, es un asunto de seguridad nacional, ya que lo hace viable. Su afectación, merma o restricción hará que la autoridad se enfrente con todo creador de signos equivalentes a la moneda. El bitcoin y las criptomonedas no son representativos de ésta, sino rival que la deteriora. Basan su gran aceptación en el anonimato, es decir, en la amplia aceptación que dicha nota le otorga. La cita en un campo de batalla de ambos signos sólo se ha diferido, pero tarde temprano ocurrirá, teniendo al señoreaje como triunfo que sólo alzará el ganador.
Lo que ha venido ocurriendo nos lleva a aquel histórico momento en el que Nixon decretó la desvinculación del dólar con la paridad en oro. Liberó a los Estados Unidos de América del grillete impuesto al final de la 2ª guerra mundial, y de los controles monetarios establecidos en Bretton Woods. La decisión fue intempestiva, pero natural consecuencia de las presiones ejercidas por gobiernos que había venido acumulando importantes tenencias de dólares. Ellos usaron el obligatorio cambio por metal precioso, como ariete para golpear a la nación dominante.
El tema de los aranceles; de los controles aduaneros, así como de las barreras comerciales no son sino naturales consecuencias del juego de vencidas que pusieron en marcha los BRICS, en contra de la fortaleza del dólar, esto, en ánimo de mermar su dominio en el orden financiero internacional. Los ataques orquestados no sólo pretenden mermar el poderío comercial del gobierno de las barras y estrellas, sino también, incidir, decididamente, en esa sustantiva fuente de financiamiento, de la que Washington ha sabido aprovecharse durante décadas. Los gobiernos de las potencias en ascenso, finalmente, entendieron que sus aparatos productivos financiaban el déficit americano, al conservar tenencias de dólares.
El papel central del dólar, como activo de reserva, beneficia........
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