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Capilaridad bancaria

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05.07.2025

La táctica fue cuidadosamente diseñada, y mejor ejecutada. Es claro que en los Estados Unidos de América saben que, de haber puesto en predicamento a alguno de los grandes bancos, habrían ocasionado inestabilidad del sistema bancario mexicano, generando una desastrosa disrupción en el sistema de pagos. Esto es, que tendrían que lidiar con un país en crisis, pero peor, que tal evento habría sido provocado por ellos, concitando, por enésima vez, que la presidenta se envolviera en su sobado discurso xenofóbico.

Quirúrgicamente, escogieron a intermediarios que tienen más de un negro en el arroz, y cuyo tamaño carece de relevancia sistémica. Sin embargo, lograron el objetivo, dejaron claro que por más que la autoridad financiera mexicana pretenda lavar cara a sus supervisados, el resultado será el mismo, la caída del apestado. El oportuno alejamiento de citi encuentra eco en lo que seguramente en algún momento fue un requerimiento de su regulador. Su salida, nos hace suponer que algo saben y que no tiene intención de continuar siendo parte del cuestionado sistema bancario mexicano.

Sabemos ahora que bastan unas cuantas horas para que cualquier intermediario que sea objeto, no de una formal acusación, sino de una mera investigación, pierda credibilidad en lo local y en lo internacional. Sí, es de concluir que más allá del Bravo está quien detenta el derecho para vedar el operar como banco en México. El tamaño o peso de éste pierde significancia, ya que, lo de too big to fall, aplica sólo localmente. No se requieren misiles, tropas, drones, o ningún equipo bélico para poner, a quién sea, el traje de piñata. Los ayatolas se cansaron de decir que no lo eran. La subsistencia de ningún banco en México preocupa a Washington, a cualquiera le puede caer el temible oficio que es peor que la rompebunkers. Hoy, todos los intermediarios, lo sepan o no, son dóciles auxiliares de las agencias investigadoras del gobierno americano.

Ese tema no es menor, allá saben que el sistema bancario mexicano carece de efectivos controles, dado que José Antonio Meade estructuró un sistema que propició una lamentable permeabilidad de las instituciones, misma que condujo a un desorden generalizado en materia de combate al lavado de dinero. Para evitar el tener que atender el rescate las entidades que integran lo que hoy llaman financiamiento popular, aquel permitió a éstas seguir jugando el peligroso juego de la desregulación, y, como parte de esa criminal permisividad, garantizó a miles de sociedades, cajas populares y todo tipo de engendros financieros, el acceso a cuentas bancarias.

Al existir no........

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