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Arranque en negro

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04.05.2025

Poca difusión se dio al muy lamentable episodio vivido en la península ibérica, asunto que, lejos de estar superado, constituye aviso que debe tomarse con seriedad. Si bien es cierto el gobierno mexicano suele usar lo que ocurre en otros países, para señalar los males que, según Morena, acarrea el capitalismo, es el caso que ahora no acudieron a criticar a las empresas del sector energía que aquí, en tiempos de Calderón, hicieron y deshicieron lo que quisieron. En el fondo, saben que su Jefe Máximo destruyó el sistema eléctrico nacional, por lo que sólo es cuestión de tiempo, se mirarán en el mismo espejo. Así que prefirieron callar.

España y Portugal, para efectos de producción eléctrica, son una isla. La conexión con los generadores del resto del continente es pobre, está mal mantenida y muestra severas insuficiencias tecnológicas. Es bien sabido que los gobiernos hispano y mexicano sólo tienen, como recurso natural inagotable, abundante saliva, no así talento administrativo, ni mucho menos, un programa, serio y completo, de optimización y adecuado mantenimiento de la infraestructura pública. Seguro se podría criticar a las empresas generadoras de aquellos países, pero lo cierto, es que la falla de que se trata encuentra su origen en la vulnerabilidad en la red de transmisión y distribución. Ella no es, ni debe ser responsabilidad de las entidades privadas. Sí, el problema real, es una criminal desinversión y desinterés por áreas que el constituyente mexicano calificó como estratégicas.

No fue uno, sino ya dos, los sexenios en que México perdió el rumbo en la materia. Los directivos de la empresa estatal, aquí encargada constitucionalmente de la red en cuestión, dilapidaron múltiples recursos financieros, así como oportunidades para dotar al país de un robusto sistema eléctrico nacional, indispensable éste, para hacer crecer y mantener, en correcta operación, el aparato productivo. Los más lamentables e ineptos políticos ocuparon la posición de Director General de la CFE, cayendo en el punto más abyecto con Manuel Bartlett, sujeto indefendible e impresentable que la actual administración pretende ocultar bajo el tapete, cuando, en justicia, debió haberlo llamado ya a cuentas, por haber lesionado de manera grave y profunda a la economía nacional.

Pero más allá de la palabrería que aquí llaman transformación, es importante que los diferentes agentes de autoridad, que algún rol juegan en la regulación, seguimiento, supervisión y fiscalización de lo que ocurre en el sector eléctrico, dejen las demagógicas disputas, así como las estériles imposiciones autoritarias, para hacerse cargo del esperpento al que llaman empresa productiva del Estado, ese, que no sólo es sino un barril sin fondo, un amasijo de corruptelas y de necias excusas.

En la negra noche que fue la pasada administración se tergiversó el modelo constitucional aprobado en el año 2013, al amparo........

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