Dos rarezas en la cuarta transformación
La semana pasada, la presidenta Claudia Sheinbaum envió dos iniciativas de ley con proyecto de decreto que buscan fortalecer a Omar García Harfuch como máximo responsable de la seguridad pública del país. Hablamos de la Ley del Sistema Nacional de Investigación e Inteligencia en Materia de Seguridad Pública (LGSNII) y de la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública (LGSNSP).
La presidenta, con lo anterior, busca dos objetivos políticos. Primero, neutralizar las amenazas de Estados Unidos. Segundo, desmarcarse del obradorato y construir su propio legado.
Más allá de estos propósitos políticos, que no son irrelevantes, hay buenas noticias para la población, al menos en el plano institucional más formal posible (es algo, en estos tiempos de destrucción). Estamos frente a dos iniciativas que pueden ayudar a la pacificación del país. Pueden. No es seguro que lo hagan. Adelante digo por qué. Vamos por partes.
En buena medida, el crimen organizado prevalece como uno de los principales problemas públicos en México. Hasta ahora conocemos sus efectos, pero no así los elementos para combatirlo con certeza; es decir, su ubicación, operación y reproducción. Hemos estado lanzando dardos en la oscuridad. Es probable que esa situación cambie a corto plazo.
A nivel de política pública, quizá la principal virtud de la LGSNII es que permitirá la elaboración y sistematización de productos de inteligencia con base en los datos recolectados por todas las instituciones de seguridad........
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