Liderazgo inteligente en la era del agotamiento colectivo
Habitamos en un mundo BANI: frágil, ansioso, no lineal e incomprensible. En este contexto, la tecnología nos concede una autonomía sin precedentes, pero, al mismo tiempo, la ansiedad y el agotamiento colectivo se propagan como una epidemia silenciosa. Esta paradoja plantea una pregunta fundamental: ¿qué significa ser un líder inteligente hoy en día? Durante años, los manuales de gestión han ensalzado la figura del héroe solitario, el supervisor autoritario o el estratega infalible. Sin embargo, este modelo ha quedado obsoleto.
En el siglo XXI, el liderazgo no se mide por el carisma o el control estricto, sino por la capacidad de promover culturas de confianza, colaboración y un propósito común. Como advirtió Peter Drucker , “el mayor peligro en tiempos de turbulencia no es la turbulencia misma, sino actuar con la lógica del ayer.”
El desafío es considerable. La saturación de información exige discernir lo esencial de lo superfluo. La erosión de la confianza impone la necesidad de liderar con autenticidad y vulnerabilidad. Además, la ansiedad social convierte el cuidado —tanto del equipo como de uno mismo— en un imperativo estratégico. En la metáfora clásica, el líder era un director de orquesta: visible y centralizado, capaz de armonizar cada instrumento con un simple gesto. Hoy, el líder se asemeja más a un jardinero. Su función no es imponer ritmos, sino crear condiciones favorables para que los demás prosperen. Escuchar, tener paciencia, respetar la diversidad y cuidar del ecosistema emocional son habilidades esenciales.
Este cambio no implica debilidad. Por el contrario, requiere........
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