Lanzarse por firmas es demagogia
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En ‘La Política’, Aristóteles define a los demagogos como aduladores del pueblo; es decir, endulzadores de oído que no les dicen a los electores nada más –ni tampoco nada menos– de lo que quieren oír. Platón plantea un contraste entre el filósofo y el demagogo. Mientras que el filósofo se entrena en el diálogo, el lenguaje propicio para perseguir la verdad, el demagogo se adiestra en la retórica, el lenguaje óptimo para venderle humo al pueblo. Suscribiéndonos a criterios estrictamente etimológicos, la palabra demagogo está compuesta por el prefijo ‘demos’, que significa pueblo, y el sufijo ‘agogos’, que significa líder. De manera que un demagogo es también quien alega ostentar el liderazgo directo del pueblo. Traigo esto a colación porque no se me ocurre mejor palabra que la demagogia para describir la cada vez más frecuente maña de lanzarse por firmas por parte de los aspirantes a habitar el Palacio de Nariño. Entre alrededor de setenta precandidatos que han hecho públicas sus aspiraciones, más de cuarenta se........
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