¿Qué mayor patriotismo que el de gestionar el territorio para un futuro que no arda?
La despoblación rural, la crisis del modelo agroforestal y la prevención de incendios no son fenómenos aislados, sino piezas de un mismo problema estructural. Así lo señalan las voces expertas procedentes de la universidad, del sindicalismo agrario y del sector privado, y que coinciden en un diagnóstico común: sin condiciones de vida dignas, sin acceso a la vivienda y sin un cambio profundo en el modelo productivo, el rural gallego seguirá perdiendo población y capacidad económica.
Para Mar Pérez Fra, economista especializada en política agrícola y profesora en la Universidade de Santiago de Compostela, uno de los principales obstáculos es el relato que la propia sociedad se ha construido sobre el campo. “Existe un complejo de inferioridad, una visión estereotipada del campo que sigue muy presente y que dificulta que la gente se traslade allí”, explica. Según recuerda, datos de la encuesta estructural de hogares del Instituto Galego de Estatística ya mostraban en 2019 que muchas personas residentes en zonas urbanas declaran bajos niveles de satisfacción vital, a menudo peores que en áreas rurales. Sin embargo, persiste la idea de que “los que no pueden escapar acaban quedándose en el campo”.
Pérez Fra rechaza el discurso simplista del retorno rural y prefiere centrar el foco en quienes ya viven allí y siguen marchándose, especialmente la población joven. “El nivel de satisfacción en las zonas rurales aumenta con la edad”, apunta, mientras subraya que el problema está en quienes nacen en el rural y lo abandonan al finalizar la escolarización obligatoria. “Las oportunidades de ocio que existen, los jóvenes las perciben como menos atractivas, van a la universidad y luego, al terminarla, no regresan”.
A ello se suma una imagen poco atractiva del campo, pese a que, como recuerda, muchas personas extranjeras sí valoran el rural gallego como un espacio con buena calidad de vida y oportunidades reales. “Se pueden ofrecer ingresos y trabajo en el campo, pero sin unas condiciones de vida adaptadas al siglo XXI, no se va a retener a su población”, advierte. Transporte, atención sanitaria, centros educativos y vivienda en........© El Salto





















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