Por Richard Mamani y muchos como él
Se respira un aire renovado en Bolivia, con motivo fundado: las señales dadas por Rodrigo Paz, el presidente electo cuya posesión será en pocos días. Inesperadas, sin costo alguno y poderosamente simbólicas, han provocado al menos expectativas – si no esperanzas – en amplios sectores de la población con respecto a los cambios que Bolivia necesita para comenzar a recorrer el largo y empinado camino de superación de las graves consecuencias de la prolongada permanencia masista en el poder.
En efecto, haber colocado el escudo nacional en sus comunicaciones oficiales y su decisión de instalarse en el Palacio Quemado para ejercer sus altas funciones allí una vez posesionado, y no en el monstruoso falo construido para sepultar a la República de Bolivia, han servido para reponerla. De una vez y, así será, para siempre. Igual que su voluntad de devolver al país su carácter democrático alejándose de las dictaduras oprobiosas de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Buenas señales en el contexto de aflicción colectiva por necesidades y problemas de distinto orden, manifestada en las preocupaciones más acuciantes que reflejan en el plano subjetivo de la existencia las carencias objetivas que afectan al plano material, porque son determinantes para la vida misma de las........





















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