¿Evitas conversaciones incómodas?
Existe un principio en derecho, que afirma que las cosas se deshacen de la misma forma como se hacen, el cual me encanta, ya que considero muy útil a la hora de solucionar problemas de comunicación; el verdadero inconveniente surge, cuando no somos capaces de reconocer, expresar sentimientos, cuestionarnos y mostrarnos vulnerables.
Parece increíble, pero por lo general, a las personas se nos facilita mucho criticar, juzgar, culpar, gritar e insultar, pero a la hora de bendecir, honrar, reconocer, expresar afecto o halagar, preferimos usar flores, chocolates, invitaciones, o simplemente, esperar a que pase un tiempo y luego actuar como si nada hubiese pasado, en lugar, de afrontar una conversación incómoda.
Las personas suelen creer que si el tema no se vuelve a tratar, nada ocurrió, que es cuestión de olvidar, de perdonar, pero no es así, no podemos confundir perdonar, con realizar un abordaje emocional, el cual nos dirá mucho sobre quiénes somos, y la forma en la que nos relacionamos. Cuando evitamos las conversaciones incomodas, evitamos muchos encuentros emotivos, y por ende, oportunidades para sanar.
Si yo por ejemplo, un día sentí tristeza porque mi hermana no me prestó un vestido para una fiesta, pero no lo hablé, callé y evité la conversación incómoda, poco a poco cambiaré mi forma de ser con mi hermana, estaré distante y prevenida; si un día veo que mi hermana le presta un vestido a una amiga, la tristeza se transformará en ira, en rabia, al ver que con otros se comporta de forma diferente. En cambio, si no hubiese evitado la conversación desde el primer día, seguramente mi hermana hubiese tenido la oportunidad de explicar su situación, de aclarar el panorama, toda vez que nadie sabe qué está ocurriendo realmente, si estás frente a una persona realmente egoísta o una ingenua despistada que cree que no necesitas ayuda; ¿cómo saberlo?, enfrentando las conversaciones incómodas.
Muchas conversaciones incómodas se evitan al presumir que los demás tienen una manera particular de ser, pero en realidad, no dimensionamos que podemos estar frente a una persona, que de manera implícita, nos está pidiendo ayuda. Un caso frecuente, ocurre al invitar en reiteradas ocasiones a un amigo a salir, pero siempre se niega; nuestro prejuicio, nos dice que es aburrido, tacaño, o hasta pretensioso, pero en........
© El Pilón
visit website