Un compromiso histórico con la democracia
El retorno de la democracia a Chile fue un acontecimiento de enorme significación en el continente y el mundo. La democracia llegó al mismo tiempo a América Latina y a Europa Oriental, generando un tiempo de optimismo en el mundo, especialmente cuando ese proceso fue prolongado luego en el fin de las guerras internas y el autoritarismo en América Central. La caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989 ocurrió apenas un mes antes de que la elección de Patricio Aylwin concluyera un período oscuro de la historia de América Latina, marcado por la existencia de las llamadas dictaduras de Seguridad Nacional, gobiernos autoritarios que marcaron la región por las dos décadas anteriores.
En ese marco, el fin de la dictadura chilena ocupó un espacio especial, tanto por la muy mala imagen que ella había creado de sí misma, en un país que hasta 1973 se había caracterizado como excepcionalmente democrático, como por el hecho de que el retorno de la libertad no ocurrió por la violencia, sino por la voluntad soberana del pueblo chileno en la gesta del plebiscito de octubre de 1988. Durante los años oscuros de la dictadura militar, el nombre de Chile movilizó a miles de personas en todo el mundo, que solidarizaron con la situación en Chile, condenaron el autoritarismo, defendieron los derechos humanos y celebraron con alegría el retorno de Chile a la comunidad de naciones democráticas, que habían esperado durante tanto tiempo.
Por lo mismo, con el regreso de la democracia en 1990, Chile asumió un papel activo en su fortalecimiento a nivel hemisférico. El fin de las dictaduras marcó el inicio de un período de expansión democrática en el que Chile promovió, como una bandera de su política exterior, las libertades públicas en todo el hemisferio y en el mundo, al tiempo que nuestros gobiernos ampliaban los derechos sociales........
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