Los riesgos del cambio de Constitución (III)
Entonces, uno se pregunta: ¿de verdad tiene sentido desmontar una Constitución como la del 91, que no solo es joven, sino que representa un avance inmenso en términos de derechos y garantías? A mí me parece que no. No es el texto lo que está fallando, es nuestra incapacidad de cumplirlo. El problema no está en la letra, sino en la distancia que hay entre lo que dice y lo que se hace. En esa brecha entre lo prometido y lo vivido, entre los principios escritos y la voluntad política para convertirlos en realidad.
Por eso, más que lanzarnos a redactar una nueva Constitución, lo que realmente necesita Colombia es cumplir con lo que ya está escrito. Dignidad, justicia social, democracia participativa y derechos fundamentales no son solo palabras bonitas: son compromisos........
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