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Hermes Trismegisto, tres veces grande

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08.04.2025

Corpus hermeticum, con este nombre se designa al conjunto de textos que comprenden las revelaciones y discursos de Hermes Trismegisto, una figura fabulosa que se creía anterior a Platón y contemporánea del patriarca Moisés del Antiguo Testamento. Aunque parezca extraño la inspiración sincretista de los padres jesuitas se encuentra en el hermetismo neoplatónico renacentista, un movimiento impregnado de filosofía antigua y racionalismo, ciencia y magia, y que tenía un componente esencial en las doctrinas de Hermes Trismegisto, el Tres veces grande.

Fue durante el Renacimiento, en 1460, cuando un bizantino vendió a Cosme de Medicis (1389-1464) un manuscrito que contenía la mayoría de los tratados que componen el Corpus hermeticum. Se creía entonces que Platón se había inspirado en Hermes y que por tanto leer a Hermes era volver a la fuente original, dice el Nobel mexicano en su notable Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe. Seix Barral, 1982.

En lo que se llamaba hermetismo renacentista neoplatónico estaban las figuras de Marsilio Ficino, Pico de la Mirándola, Agrippa, Campanella y el desgraciado Giordano Bruno. Este movimiento, escribe el mexicano Octavio Paz, se expande por Europa, inspira a las Academias francesas, al mágico isabelino John Dee, y a los rosacruces de Alemania. A través de las sectas ocultistas y libertinas esta corriente entronca con el movimiento socialista, Fourier, y con el pensamiento poético moderno, de los románticos a la poesía contemporánea. La religión de los astros de Bruno y Campanella es el origen común del socialismo y la teoría de la correspondencia universal sostenida por los primeros románticos alemanes e ingleses, Nerval y Baudelaire, los simbolistas, Yeats y los surrealistas de André Breton. La sociedad de los astros es el doble arquetipo de la sociedad política y de la sociedad del lenguaje.

En el hermetismo neoplatónico renacentista había una mezcla de platonismo e ideas del antiguo Corpus Hermeticum y la Cábala de la tradición judía. Había una visión mágica que convivía con la nueva ciencia de la astronomía, la física y la alquimia. Ciencia y magia estaban tan imbricadas que resulta imposible separarlas. El empirismo y la manipulación de la materia de la alquimia preparó la ciencia moderna, lo que no se enseña en nuestras universidades hogaño, pues las escuelas de física, química y biología desprecian errónea y olímpicamente el pasado.

El mundo era para ellos una vasta representación alegórica que se confirma con el redescubrimiento de la escritura jeroglífica en el siglo XV. Ello provocó el nacimiento del arte de los emblemas, y dos siglos después, dice Octavio Paz, en manos de los jesuitas, se convirtió en un sistema de interpretación del mundo y en un instrumento pedagógico y didáctico. El mundo es un jeroglífico y un emblema. Ellos eran la realidad misma, una realidad simbólica: ríos, astros, rocas, animales, seres humanos eran jeroglíficos. Los signos adquirieron la dignidad del ser. El mundo era un tejido de reflejos, ecos y correspondencias.

La conjunción entre la visión emblemática del universo y el neoplatonismo era fatal. El encuentro se produjo en la Florencia de Cosme de Medicis y sus primeros protagonistas fueron Marsilio Ficino, Pico de la Mirandola, sus discípulos y........

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