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El escritor Juan Páez Ávila en la Casa del Curarí

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03.06.2025

Fue en la acogedora y entusiasmada Casa del Curarí caroreña, propiedad de los esposos Ada González y Gerardo Pérez, donde entré en contacto primigenio con este interesante docente universitario, político, escritor y buen amigo que es Juan Páez Ávila, allá a comienzos de la década de 1980. Genuino producto de lo que he llamado “genio de los pueblos del semiárido larense venezolano”, Juan le ha dado aliento escritural- y de qué forma- a esa entidad medio real y medio ficticia que es la Otra Banda torrense, un espacio de maravilla, vasto erial geográfico que lo vio nacer hace noventa larguísimos años, en el minúsculo y perdido caserío de diez humildes casas de bahareques, llamado San Antonio, donde, lejano y silente, se observa en los conticinios el majestuoso Rayo del Catatumbo.

Su infancia y adolescencia guarda notables semejanzas con la de otros dos enormes hombres de la cultura nacidos al Oeste de la antigua ciudad de Carora: el guitarrista universal Alirio Díaz, y el no menos universal y desgraciado poeta Alí Lameda, muchachos campesinos olorosos a barro cuarteado, semerucos y cardones, que desde el vientre profundo del semiárido occidental, secano y extrovertido, salieron a la búsqueda de la fama, reconocimiento y universalidad. Pero, preguntémonos, ¿qué hizo a estos tres hombres del estío, xerófilo, lejano y vaporoso, tan eminentes y portentosas figuras del arte y la literatura? La respuesta no se hace esperar: la antigua, ciudad genésica de Carora, ciudad levítica de la cual ha emergido como portento un auténtico intermediario cultural, como lo entiende Michel Vovelle, que se nutre de la cultura de élites y de la cultura popular: Don Cecilio Zubillaga Perera, realizando para Venezuela un combate social y un originalísimo discurso barroco que no tiene parangón en el país.

Solo que, en tanto Alirio Díaz y Alí Lameda lo visitaron de mozuelos y recibieron sus consejos y oportunos regaños en una vida de relato que se extingue físicamente en 1948, Juan Páez visitará postergado su mágico aposento de la casa de habitación de Chío Zubillaga cuarenta años luego del retiro a la inmortalidad de este genial caroreño que inventó, a su manera, genial e idiosincrática, la cultura popular y adelantó la Teología de la Liberación Latinoamericana mucho antes que el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez.

La geografía es dato primario y envolvente que nos hace comprender ese compromiso tan estrecho entre paisaje y el músico, el poeta, el artista y escritor, idea que tempranamente avizoró el flamante escritor en ciernes que era ya el caroreño Héctor Mujica en Contornos de una cultura regional, 1952. Hogaño hablamos de “topofilia” gracias al sabio chino-estadounidense Yi Fu Tuan, esa propensión emotiva que nos vincula sólidamente a la tierra, sus aromas, sus encantos, su magia. Es por ello que desde hace algún tiempo hablo y medito sobre ese “triángulo colonial barroco” que constituyen las genésicas ciudades del semiárido occidental venezolano que serán El Tocuyo,........

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