Las máximas de la experiencia y las falsas denuncias de violencia de género
«El proceso es el drama de la verdad».
Francesco Carnelutti
La administración de justicia en casos de violencia de género enfrenta un desafío complejo: equilibrar la protección de las víctimas con la garantía de un debido proceso. En este contexto, las máximas de experiencia y la evaluación de conductas reiteradas adquieren un papel crucial, especialmente ante el fenómeno de las falsas denuncias. Este desafío se ve agravado por la naturaleza intrínseca de la violencia de género, que a menudo ocurre en la intimidad del hogar o en relaciones marcadas por el desequilibrio de poder. La dificultad radica en discernir la verdad en un contexto donde las pruebas pueden ser escasas y las emociones intensas. La sociedad exige respuestas contundentes contra la violencia de género, ya la vez, el sistema judicial debe salvaguardar los derechos de todos los ciudadanos, asegurando que nadie sea condenado injustamente.
Las máximas de experiencia, entendidas como juicios de valor basados en la observación y el conocimiento común, son herramientas útiles para los jueces. Sin embargo, su aplicación en delitos de género requiere cautela. Generalizar sobre el comportamiento de las mujeres puede conducir a estereotipos perjudiciales y revictimización. El riesgo de la generalización: Asumir que todas las mujeres son inherentemente veraces o que siempre actuar de determinada manera ignora la diversidad de experiencias y motivaciones humanas. Prudencia, evitando prejuicios y considerando en el contexto específico de cada caso. La importancia de la individualización: Cada denuncia debe ser evaluada de forma individualizada, analizando........
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