El mágico encuentro con la Madre García
Me encuentro en Barcelona, España. La semana pasada, mientras revisaba mi cuenta de Instagram, vi una foto de mi amiga Jacqueline Phelan, quien vive en Madrid, acompañada de una dama mayor, que, como me pareció conocida, leí su texto: “No puedo estar más feliz de este reencuentro con la Madre García, Marimerche, como le dicen sus hermanas. Monja de mi querido Colegio Sagrado Corazón de Caracas. Gracias @leonornevadodeparedes por facilitarme su contacto y a Mater por hacer que nos dieran los tiempos y poder vernos. El mensaje del video es para todas sus ex alumnas, a las que recuerda con mucho cariño”. Mi corazón comenzó a palpitar como un caballo a pleno galope… ¡la Madre García! ¡Mi maestra de religión de quinto y sexto grado y coordinadora académica y religiosa! ¡Yo también la quiero ver!
De inmediato le escribí a Jacquie, quien me dijo que la Madre estaría en Madrid menos de una semana más. Me dio su teléfono y la llamé. “Si puedo ir a visitarla, mañana mismo me voy para Madrid”, le dije. Por fortuna, mis primos que viven allá me dijeron que me fuera, que ellos me recibían en su casa (con tan corto tiempo de advertencia) y agarré el tren a la mañana siguiente. Llegué a Madrid el viernes 27 en la tarde, casualmente el Día del Sagrado Corazón. La Madre García tenía la celebración con la congregación y luego se iba a reunir con su familia. “Pero el sábado, me dijo, “te espero a las once de la mañana en punto”.
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