Madre con eme de mártir
Ser mamá es morir un poco. Morir para volver a nacer. Cuando vi por primera vez a mi hija, hace tres meses ya, supe que todo era nuevo. Como después de una muerte, empieza uno a ver la vida de otra forma. Y no hay tiempo ni espacio para seguir siendo igual que antes de abrazar a los hijos con el cuerpo y con el alma. Porque ser madre supone más renuncias que cualquier otro desafío antes vivido. «Tener un hijo no es tener un ramo de rosas», dijo la Yerma de García Lorca. Ahora que soy madre, sí que la entiendo. Porque solo cuando una mujer es mamá, deja de ignorar la infinitud de virtudes y de coraje que se desprenden de una.
La lactancia materna, el........
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