La serenidad nace en el presente
Hace frío. El silencio de la madrugada hace que sólo se escuche el sonido de mi teclado. Estoy escribiendo el oracional El Man está vivo y necesito un poco de serenidad para seguir compartiendo las reflexiones y las oraciones. Me levanto, voy a mi biblioteca y saco la Biblia para leer un salmo. Ellos tienen el poder de acallar mi mente y calmar el mar de mis emociones internas.
El salmo que leo es el 34. Reviso cada una de sus estrofas, dejando que me comuniquen la sabiduría de Dios. Me detengo en estas palabras: “Proclamad conmigo la misericordia del Señor, ensalcemos juntos su nombre. Yo consulté al Señor y me respondió, me libró de todas mis ansias”.........
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