Marcha contra la gentrificación y violencia sistémica
En la Ciudad de México, la gentrificación se ha vuelto un fantasma cotidiano que recorre calles como Ãlvaro Obregón, Ãmsterdam o Querétaro, disfrazado de cafeterÃa minimalista, coworking con slogan bilingüe y departamentos de renta por noche con vistas a barrios que hasta hace dos décadas se debatÃan entre el abandono y la resistencia vecinal.
La reciente marcha, convocada en pleno 4 de julio âfecha nada casual para subrayar la ironÃa de la independenciaâ, expuso la tensión latente: no se trata solo de turistas, nómadas digitales o freelancers extranjeros, sino de un modelo urbano que convierte la vivienda en mercancÃa y expulsa a quienes hicieron de esos barrios un tejido vivo.
Lo que estalló ese dÃa no fue un exabrupto aislado. Es el sÃntoma visible de una acumulación de agravios que va más allá de las rentas exorbitantes o los carteles de âse vendeâ multiplicándose donde antes habÃa fondas, librerÃas de viejo o departamentos heredados.
No es casualidad que este tipo de protestas tengan resonancia con lo que desde hace años sucede en barrios como la Barceloneta, en Barcelona, o Lavapiés, en Madrid, donde los vecinos también han........
© El Heraldo de México
