De Iztapalapa para el mundo
El Doctor Patán, chilango de hueso colorado, avanzaba por Paseo de la Reforma con una sonrisa. âYa se nota en mi ciudad la mano de la compañera Claritaâ, pensaba su servidor. SÃ. En tan poco tiempo, mi Claris logró convertir lo que fue un corredor del privilegio, un desfiladero de impulsos burgueses un vestigio del México pre democracia popular, en un tianguis de Iztapalapa. ¿Que alguien puso una tienda de relojes de alta gama?
La bloqueas a la vista con un puesto tamales fritos y metidos en bolillo, también frito. ¿Sucursal de banco? QuÃtate que ahà te va el suadero. ¿La entrada de un hotel cinco estrellas? Gorditas de chicharrón. O fruta picada con su TajÃn. O Maruchan........
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