Otra pluma quitada al ganso
La salida de Pablo Gómez como jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) llegó con casi 10 meses de retraso. Ese cargo formaba parte del diseño del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, para alinear los trabajos de inteligencia en el combate de la delincuencia.
Sin embargo, ni la presidenta Claudia Sheinbaum ni él, habían logrado que Gómez –respaldado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador– lo entregara. Su relevo muestra lo difícil que ha sido para Sheinbaum ir tomando el poder, que dejó amarrado López Obrador para servir a sus intereses.
El diseño de García Harfuch, aprobado por la entonces presidenta electa, incluía colocar a funcionarios que le respondieran a él, en el marco de la nueva estrategia de seguridad, en el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), la Fiscalía Especializada en Materia de Delincuencia Organizada (FEMDO), la Agencia Federal de Investigación Criminal (AIC), la Cofepris, en las áreas de seguridad en Pemex que combaten el robo de combustible, en la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y la UIF.
Esta lucha continua intramuros, y el respaldo directo o indirecto de López Obrador han tenido consecuencias no vistas públicamente en la lucha contra el crimen.
El CNI, que manejaba la Secretaría de la Defensa por decisión del expresidente, se lo entregaron a García Harfuch en vísperas de la toma de posesión de Sheinbaum, pero completamente desmantelado. La FEMDO y la AIC, que dependen de la Fiscalía General, no le han sido entregadas como se ofreció –pese a que la........
© El Financiero
