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El adiós a Pepe Mujica

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20.05.2025

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La muerte de Pepe Mujica ha conmocionado al mundo. Su mensaje trascendió las fronteras ideológicas y generacionales. Es difícil imaginar alguien que haya impactado más en América Latina en las últimas décadas. ¿Qué explica esa relación mágica entre un político y millones de personas en todo el mundo? No es fácil dar una respuesta, pero trataré de destacar algunas posibles razones.

Primero. La coherencia. Mujica fue un hombre profundamente coherente durante toda su vida. Se comprometió con una causa y vivió fiel a sus convicciones. Todo el mundo sabe que no robó un centavo y que no permitiría que alguien lo hiciera. En un continente en el que es tan frecuente que algunos de los más corruptos terminen dedicados a la política y donde, para referirse a gobernadores y alcaldes, es muy común la expresión “él roba, pero hace”, la honestidad es algo que la población valora mucho, aunque suele ser escasa entre los políticos.

Mujica fue un ejemplo de pulcritud, coherencia y honestidad. Cuando le endilgaron el mote de “el presidente más pobre del mundo”, su respuesta fue tan brillante como auténtica: “Pobre es aquel que siempre necesita algo más. Yo he tenido la fortuna de aprender a vivir con un equipaje liviano. Eso no es pobreza”.

Hablaba con la franqueza de un campesino y la sabiduría de un filósofo. Es por eso que podemos decir que si maestro es quien enseña con el ejemplo, Pepe Mujica pasará a la historia como uno de los más grandes maestros de nuestro tiempo por decir lo que pensaba, sentir lo que decía y vivir de acuerdo a eso.

Segundo. Su mensaje........

© El Espectador