Colombia Sin Alas
En un país de cordilleras, selvas y costas lejanas, el transporte aéreo no es un lujo sino una necesidad estratégica. Pero Colombia, pese a su geografía y ambición internacional, no tiene aún una estrategia aeroportuaria del siglo XXI. Los aeropuertos crecen por inercia, no por visión; se amplían por congestión, no por planificación. Mientras otros países entienden sus aeropuertos como nodos logísticos para desarrollo regional, Colombia sigue atrapada en concesiones fragmentadas y decisiones reactivas.
El caso más evidente es El Dorado que aunque tiene el mayor tráfico de carga en América Latina y es primero en pasajeros dentro de Colombia, ya opera por encima de su capacidad. En 2024, movilizó más de 45 millones de pasajeros, cuando su infraestructura fue diseñada para 35 millones. La saturación se siente en cada cola, en cada retraso, en cada sala improvisada. Y lo preocupante no es solo Bogotá: Rionegro, Cali, Cartagena, Barranquilla y Bucaramanga han tenido crecimientos de tráfico de entre el 20% y el 30% en los últimos cinco años, sin una modernización proporcional. En muchos casos, ni siquiera hay planes maestros actualizados.
Colombia cuenta hoy con 16 aeropuertos internacionales habilitados, pero solo tres de ellos reciben tráfico regular de más de diez aerolíneas. El 80% del tráfico aéreo se concentra en seis terminales, mientras más de 70 aeropuertos operan con menos de cinco vuelos diarios. Esto refleja no solo un desequilibrio en la red, sino la falta de una visión de conectividad inteligente. Países como Chile, México y Perú han logrado concentrar inversión y planificación en........
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