menu_open Columnists
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close

Sobre objetos y la estética de la productividad.

4 0
yesterday

*Por: Carlos Andrés Quintero Diaztagle

“Perder el tiempo”; esta curiosa expresión de nuestro vocabulario cotidiano suele aparecer como un reclamo hacia otros o hacia nosotros mismos cuando decidimos usar las horas del día en actividades consideradas “improductivas”, o simplemente ociosas.

A pocos años de la pandemia, y ahora que podemos pensar con cabeza fría sobre aquel tiempo, algunas cosas se han vuelto más evidentes. Una de ellas es el hecho, ya sabido y tristemente experimentado desde la niñez por algunos, de que el trabajo marca profundamente el ritmo nuestra vida.

Recordamos aún cómo, para quienes conservaron sus empleos gracias a la mediación tecnológica, el hogar se transformó de repente en oficina. Esta posibilidad que debemos a los avances tecnológicos permitió que muchos resistiéramos la crisis. Sin embargo, el lugar que antes era destinado al descanso fue invadido por el trabajo, y para muchos continúa siendo así.

Por aquellos días invertir en una silla ergonómica o en un escritorio era considerado un gasto justificable, mientras que invertir en espacios destinados al ocio como la sala o el comedor era, y aún lo es hoy en día, considerado como un consumo vanidoso y superficial. Esta simple observación basta para poner en evidencia cómo hemos naturalizado una ética de la productividad, a la que respondemos sin darnos cuenta incluso........

© El Diario