Por Julián Cárdenas Correa

Creo que Gustavo Petro ha logrado que los colombianos nos pongamos de acuerdo en unas pocas cosas, pero tras casi tres años de su gobierno, esas pocas cosas deberían marcar un antes y un después.

Petro ha logrado que nos pongamos de acuerdo en que su gobierno ha superado en escándalos de corrupción a cualquier gobierno anterior.

Petro nos ha puesto de acuerdo en que un mínimo de virtud, un mínimo de decencia, de dignidad, de altivez, de honradez; son necesarios en un líder político.

Petro logró ratificarnos que rodearse mal conduce hacia, o acelera el destino a, la catástrofe.

Petro nos ha demostrado, con creces, y en eso es difícil encontrar quién rebata, que las adicciones a las drogas, al alcohol, o a las redes sociales; como cualquier adicción, nublan el juicio y secuestran nuestra cordura. Cualquier situación que nos haga esclavos es negativa, ser dominados por cualquier fuerza o situación externa es el enemigo número uno de quienes pretenden “guiar” los destinos de un país. La máxima de “Dominarse a si mismo” ha brillado por su ausencia en estos casi tres años y eso le ha devuelto la importancia a esa faceta de la personalidad de cada ser humano: El mayor logro, el máximo desafío, está en dominarse uno mismo.

Petro ha logrado que muchos estudiantes de universidades públicas vean aún con más desdén a los encapuchados que destrozan porque sí y retrasan los procesos de formación en las universidades. Al igual que ha logrado que la imagen de los indígenas se deteriore aún más por lucir como cómplices de un proceso político que busca destruir. Más........

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