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El evangelio de Petro

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07.05.2025

Iván Tabares Marín

Michel Onfray hace en su texto Decadencia, subtitulado Vida y muerte de Occidente, una crítica muy bien fundamentada al cristianismo: “¿Qué clase de Dios es ese que prefiere al ladrón antes que a su víctima?”; “¿Como pude uno creer tales necedades? Son enseñanzas esotéricas consolidadas con viejos cuentos y viejas leyendas”. Esas críticas, tomadas del libro Discurso verdadero contra el cristianismo, de Celso, son aplicables al discurso de Gustavo Petro.

La comparación de la religión con la política no es arbitraria; es la conclusión de muchos estudios, en particular del excelente trabajo del monje y teólogo español Lluís Duch en su libro Religión y política (2014). Dice Duch que toda religión tiene ambiciones políticas, y toda política está determinada por impulsos religiosos abiertos o soterrados.

Como las estrategias usadas por las guerrillas o por el Partido Comunista en Rusia, China y Cuba no lograron resolver los problemas sociales ni establecieron el cielo en la tierra, entonces los mamertos decidieron asumir el proyecto cristiano para la toma del poder aprovechando el hecho de que nuestras sociedades siguen siendo tan mal informadas como Galilea en el siglo I.

Esa visión religiosa de los problemas sociales es similar a la que presentan los movimientos románticos, basada en el cuento de los pobres buenos y los ricos malos (que no podrán entrar al reino de los cielos). Me refiero al romanticismo de comienzos de los siglos XIX y XX y que parece repetirse en estos tiempos.

Dos........

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