Pedagogía del dolor y la sanación
Gonzalo Hugo Vallejo Arcila
La pedagogía del dolor rotula ese proceso de aprendizaje deconstructivo y resignificador que nos permite reconocernos y aceptarnos en nuestros conflictos racio–emocionales cuyo origen lo encontramos en esas percepciones de finitud, incompletez, imperfección y falibilidad sobre nuestras realidades personales y con (vivenciales). Este término fue acuñado en 1970 por el psicólogo español Bernabé Tierno. A través de ese proceso formativo descubrimos que el dolor es un sentimiento que forma parte de nuestra vida: educa, forma, pule, modela; es algo inherente a la condición humana; nos coloca ante nuestros propios límites; nos lleva a explicar nuestra condición de seres imperfectos y limitados; patentiza nuestra (in) autenticidad; nos predispone a darle apertura a relaciones interpersonales más comprensivas, respetuosas, solidarias y maduras… Nos une y reúne.
El psiquiatra austriaco Viktor Frankl, sobreviviente de los campos de concentración y creador del método psicoanalítico de la Logoterapia, resumía sabiamente el quehacer de esta disciplina: orienta nuestro rumbo y andar en pos de cambiar aquello que nos produce dolor; nos guía y exhorta a escoger la actitud con la que debemos afrontar ese sufrimiento; nos señala que hay dos tipos de dolor: el que lastima y aquel que cambia. El sufrimiento proviene de no aceptar lo que nos pasa; no reconocer lo que podría ser diferente; pensar que las cosas sólo se pueden hacer de una manera; creer que la comodidad y la prosperidad (nunca la adversidad), han enriquecido nuestro mundo; ignorar esas bellas y vigorosas flores que crecen en las altas cumbres donde han estado sepultadas por la nieve y no advertir que son las tormentas invernales las que han influido en su crecimiento.
Es así cómo aprendemos a tomar distancia de esos........
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