El pacto de las catacumbas
Gonzalo Hugo Vallejo Arcila
El mundo se apresta a conmemorar los 60 años del concilio vaticano II (1962–1965), un acontecimiento significativo en la historia del siglo XX cuya influencia ideológica sigue siendo decisiva en la vida socio–política de las naciones mal llamadas tercermundistas. Figuras memorables tales como la del papa León XIII quien lo preludió a finales de siglo XIX con su encíclica “Rerum Novarum” (1891); dos papas que lo presidieron: Juan XXIII con su carta “Pacem in Terris” y Pablo VI con su Constitución Pastoral “Gaudim et Spes”; teólogos de la talla del sacerdote suizo Hans Küng, el dominico francés Yves Congar y el jesuita galo Henri de Lubac, son figuras protagónicas de dicha asamblea ecuménica. El Pacto de las Catacumbas firmado por 40 obispos sellada con la solemne liturgia, postrera de aquel evento conciliar, fue un gran hecho histórico que muchos han querido soslayar…
Las catacumbas de Domitila era una necrópolis subterránea de los primeros años de la Roma cristiana. Sus 16 kilómetros de túneles albergan los restos de 100.000 cristianos. Esta sentida y revolucionaria proclama que fue sellada con una liturgia celebrada bajo la tenue luz, en una cámara abovedada, dio origen en 1969 a la “Teología de la Liberación”, doctrina que se convertiría al igual que las encíclicas “Populorum Progressio” (1967) y “Humanae Vitae” (1968) de Pablo VI (“el apóstol de los obreros”), en la plataforma ideológica de los movimientos políticos libertarios que sacudieron a América Latina en la década de 1970, al igual que las dictaduras que los reprimieron. Aquellos prelados dejaron su testimonial ideario de rebeldía y fraternidad en la conciencia de los hombres y mujeres libres de América. Uno de los firmantes fue el brasilero Hélder Cámara (“el obispo rojo”).
Este promotor de la “no violencia activa”, fue........
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