La lamentable muerte de la niña Valeria Afanador ha conmocionado a la comunidad, poniendo fin a una búsqueda angustiante. Esta tragedia nos recuerda el profundo dolor que se siente ante una pérdida tan prematura. Ninguna familia ni comunidad merece experimentar un desenlace tan desolador después de días de incertidumbre y esperanza.

Cuando ocurre un evento tan trágico, es inevitable y necesario examinar las fallas que pudieron haber contribuido a este doloroso resultado. Surgen preguntas cruciales: ¿Dónde estaban los profesores? ¿Por qué se permitió que la niña estuviera sola y cerca del río? Y, lo más importante, ¿Por qué no se notó su ausencia de inmediata en el aula de clase? La revisión de estos hechos es fundamental para entender qué salió mal y prevenir que algo similar vuelva a suceder.

Las consecuencias de esta tragedia para la institución educativa, el Gimnasio Los Laureles de Cajicá son inevitables. Ahora no solo tendrá que enfrentar el luto de la estudiante, sino también a........

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