“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres.”

Colosenses 3:23

Como líder de la barbería he aprendido que el oficio va mucho más allá de una silla, una

máquina y unas tijeras. La barbería es cultura, es arte, es disciplina y respeto, un espacio donde se encuentra identidad, confianza y hasta una forma de dignidad personal.

Sin embargo, no puedo callar lo que veo: muchos que ejercen en este ámbito no cuentan con educación, formación, ni siquiera con una mínima preparación técnica. Y aun así se presentan como barberos establecidos, atendiendo sin conocer los principios básicos, esa falta de preparación no solo pone en riesgo al cliente, también golpea directamente la credibilidad del gremio entero.

No es un capricho hablar de esto. Es una realidad que golpea fuerte a nuestro gremio, la barbería se ha llenado de improvisados. Personas que creen que recortar cabello es cuestión de moda, que basta con abrir un local y poner un letrero para ser llamados “barberos” duele ver cómo la falta de higiene,........

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