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En el confesionario

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06.07.2025

Ciudad de México.- Después de 50 años de casados don Acisclo le salió a su esposa con la peregrina novedad de que quería divorciarse de ella. "Pero, Chisco -se afligió la señora-. El día de nuestra boda prometiste amarme toda la vida". "Es cierto -admitió él-. Pero no creí que íbamos a vivir tanto". Se ha dicho que hay mujeres que cuando se saludan de beso son como boxeadores que chocan los guantes antes de empezar la pelea. De ese talante era doña Panoplia de Altopedo, perteneciente a la buena sociedad que a veces es tan mala. El duque Sopanela le hizo una invitación para tomar un té con pastas junto con su amiga Gules. En el curso del piscolabis el galante caballero le dijo a doña Gules: "Qué hermosos dientes tiene usted, señora mía. Me parecen una sarta de preciosas perlas guardadas en un estuche de peluche rojo". Con una sonrisa venenosa doña Panoplia le sugirió a su amiga: "Sácate la dentadura, Gules, para que el señor duque pueda admirarla más de cerca". Caperucita Roja le preguntó a su abuela, que estaba en la cama: "Abuelita: ¿por qué tienes los ojos tan........

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