El Arquitecto del Caos: Alegorías del Poder en la Era del Odio
Alberto Restrepo Arboleda.
En una nación desgarrada por la incertidumbre, el presidente Gustavo Petro, se erige como la figura dominante de una era marcada por la desconfianza, el resentimiento y la destrucción institucional. Este líder, más que un político, es un arquitecto del caos; ha moldeado su gobierno como una máquina de división, elevando la ira al rango de virtud cívica y convirtiendo el odio en el motor de una nueva moral. Su estilo de liderazgo, profundamente emocional y visceral, busca desmotivar y desestimular el crecimiento social, cuyo propósito encuentra eco solo en la filosofía del nihilismo, sea Nietzsche o Turguenev, sea por la ausencia de dios, o por la negación del respeto a la autoridad en sociedades donde la anarquía es una forma de vida.
PETRO no gobierna con programas, sino con pasiones. Su discurso es un campo de batalla constante: enemigos internos, traidores morales, élites decadentes, minorías culpables. Su retórica, siempre difamatoria, evoca la figura de Chávez en Venezuela, impulsivo, pasional, guiado por los instintos propios de un no desmovilizado, desprecia el orden, la disciplina pues adolece de ellas y abraza el conflicto como única forma de autenticidad.
Sin embargo, detrás de esa máscara de socarrón intelectual, se esconde una lógica más siniestra: el caos no es una consecuencia colateral de su mandato, sino su objetivo esencial. Al polarizar a la sociedad, desmantelar los puentes de diálogo y reemplazar la deliberación........
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