La rusa
Paseando de noche con mi mujer por la Baixa de Lisboa, dos tipos mal encarados se nos acercaron. Mientras el más alto miraba a uno ... y otro lado, su compañero, bajito y cejijunto, nos tentó con voz inquietante: «¿Queréis cocaína?». Mi primera reacción fue de satisfacción: por fin había alguien a quien le parecía vicioso y canalla y no un señor educado y aburrido. Pero aquellas cejas tan juntas, aquella invasión de mi espacio vital, aquel aspecto tan aparente para un casting de camellos asesinos me espantaron y, cobarde y egoísta, me alejé deprisa dejando sola a mi........© El Diario Vasco
