La voz del vicepresidente
Desde que se conocieron los resultados de la primera vuelta electoral, las declaraciones de Edmand Lara han causado revuelo. En muchos casos, sus palabras partieron de una intención correcta —defender la transparencia, exigir coherencia, garantizar la honestidad, reclamar resultados—, pero el tono y la forma con que lo hizo le restaron fuerza al fondo. En política, tan importante como tener razón es saber decirla.
Lara tiene una ventaja que no debe desperdiciar: su extracción popular le otorga una conexión directa con la gente, una sensibilidad que puede enriquecer al gobierno si se expresa con mesura y sentido institucional. Pero esa misma cercanía, si se confunde con protagonismo, puede convertirse en un riesgo para la estabilidad del poder.
Esa forma de confrontación ha sido entendida por algunos sectores como un riesgo de choque en el ejercicio del cargo e incluso como una amenaza potencial a la estabilidad del gobierno, al insinuarse la posibilidad de que una tensión mal manejada pudiera abrir la puerta a que sectores radicales intenten forzar una sucesión anticipada. Nada más dañino para el nuevo ciclo que comienza que alimentar sospechas o temores de rivalidad dentro del........© El Día





















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