Guerra al país de las “pegas”
Por años se nos ha dicho que sería una tragedia despedir empleados públicos, que achicar el Estado es sinónimo de caos social. Este discurso, repetido hasta el cansancio por el MAS y sus operadores, ha servido para justificar un crecimiento descontrolado del aparato estatal que hoy estrangula a la economía boliviana. Ya es hora de desmontar ese mito.
Hoy Bolivia tiene más de 500.000 empleados públicos. Para un país de apenas 12 millones de habitantes, esta es una cifra obscena. Y no hablamos de médicos y maestros —que cumplen funciones esenciales—, sino de una burocracia parasitaria cuyo verdadero objetivo es hacerle la vida imposible al sector productivo.
Los empresarios bolivianos enfrentan aranceles opacos, impuestos confiscatorios, trámites interminables, controles arbitrarios y un mar de........
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