¿Asamblea Constituyente Ciudadana o Plurinacional?
Este es un texto que parte del desconcierto. De observar cómo las fuerzas progresistas de izquierda son capturadas por slogans de los cuáles no tienen mayor explicación, salvo que suenan bien, que parecen correctos porque otros los repiten. Es el caso de la plurinacionalidad para caracterizar la construcción nacional en el Perú. Resulta que ahora ya no somos una sino varias naciones, aparentemente en construcción.
Esta cuestión, salvando las distancias por supuesto, ya la resolvió José Carlos Mariátegui, en el texto “El problema de las razas en América Latina”, llevado por Hugo Pesce a la Primera Conferencia Comunista en Buenos Aires, en junio de 1929 ¡hace casi un siglo! para polemizar con los comisarios de la Internacional Comunista que buscaban imponer la idea de propiciar repúblicas con entidad étnica ancestral, mutatis mutandis lo que parecería pretenden hoy nuestros ocasionales adversarios.
Pero no sólo Mariátegui, también toda una saga de científicos sociales de las décadas de 1960, 1970, 1980 y 1990, del siglo XX; desarrollaron este pensamiento mariateguista como mostraremos en el texto. La polémica es antigua cuando se trata de la cuestión nacional, es el debate entre lo primordial, el ancestro y el proyecto, lo que proponemos para el futuro.
El marxismo, cómo olvidarlo, tiene mucho que decir en el debate, que, sin la brillantez de José Carlos Mariátegui en nuestras lindes y el austromarxista Otto Bauer en el Occidente capitalista, no hubiera avanzado mucho. Pero nosotros, como peruanos y latinoamericanos, también hemos tomado la palabra, tal como reseño, en los últimos cien años.
O sea que, afortunadamente, en este tema también somos creadores de un pensamiento propio, que va más allá de los primordialismos y las nostalgias que se quieren pasar como novedades.
Nuevamente otra coyuntura decisiva
Conforme avanza la coyuntura de cara a las elecciones de 2026, queda muy claro que la salida debe ser planteada en términos no sólo democráticos y electorales, sino también constituyentes. La razón está y la he señalado muchas veces en mí ya largo activismo a favor de una Nueva Constitución, en el tipo de crisis que vivimos.
No se trata de una crisis solo coyuntural, de gobierno, que se soluciona cambiando personas, sino de otra mucho más profunda, de régimen político, de las instituciones ya putrefactas de esto que todavía quiere llamarse democracia. Esta democracia, entonces, ya no tiene compostura, necesitamos otra democracia. Pero la crisis no termina allí. No se queda en gobierno y régimen político, sino que es también de estado. De ese órgano que directa e indirectamente debe ser capaz de reproducir la dominación del capitalismo neoliberal en el que vivimos.
Y este estado ha perdido —lo vemos también todos los días en las noticias— lo que en la política se señala el elemento........
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