“Me resulta incomprensible que el Gobierno pueda negociar con un prófugo de la Justicia fuera de España”
—Toda una vida con el PSOE ¿no? ¿Cómo llega al partido y de dónde venía?
—Casi, casi. Las elecciones generales del 82 y las municipales del 83 marcaron mi primer punto de encuentro y colaboración con el PSOE. No me afilié hasta el 88 porque entendía que la afiliación restringía mi libertad de actuación. Esa era mi impresión. Mi espíritu de libre volador me dificultó mucho adaptarme a las directrices y consignas. Siempre tuve la sensación de que, en ese caso, no era yo mismo, y cuando eso sucedía, optaba en muchos casos por un silencio táctico.
Mis inquietudes políticas comenzaron muy pronto. Ya de niño devoraba “El Nodo” y me atraía el contenido de las reseñas de los consejos de ministros de los viernes. En el teleclub del pueblo leía con gran atención la prensa de aquella época. En el colegio Claret, donde fui interno, no me fueron ajenos el hecho religioso y el asociacionismo que marcó la apertura de la Transición democrática. A partir del 78 comencé a organizar semanas culturales y actos deportivos. Ese año fundé la revista “Surco”, de la que era director, y que aglutinaba la opinión de 18 localidades del entorno de Sangarcía, mi pueblo. Una experiencia extraordinaria que despertó una gran sensibilidad política y me hizo participar con espíritu crítico en el debate del proceso autonómico uniprovincial que se abrió en Segovia en esa época. Esos son mis orígenes políticos, unidos a un contacto muy activo con las organizaciones estudiantiles de la época en la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid. Mi vida en aquel entonces se focalizaba en el estudio para salir del pueblo, el deporte y las inquietudes sociales y culturales.
—¿Cuáles son los iconos del PSOE de entonces?
—Para mí, en la década de los 70, mi asociación con el PSOE tenía un valor añadido: me consideraba en la vanguardia del progreso. Debía ser cuestión de edad, pero a mí me reconfortaba. Me identificaba con los grandes líderes: Felipe González y Alfonso Guerra. Recuerdo con ilusión la asistencia en la universidad a actos de Alfonso Guerra, Alonso Puerta o Tierno Galván. Y, por supuesto, estuve con mi amigo Juan Cruz Aragoneses en el cierre del mitin del 82 en la Complutense, con la esperanza de cambio y de cristalización del proceso democrático en nuestro país.
—Ha sido secretario general en Segovia, diputado… háblenos de su aportación al PSOE y a España
—Es muy complicado juzgarse a uno mismo y describir las propias aportaciones. En el partido siempre he procurado trabajar en equipo, sin renunciar a mi liderazgo, que, según mis amigos, a veces arrastra demasiado. Llegué a la secretaría del partido después de haber sido subdelegado del Gobierno en Segovia durante cuatro años, cuando ya era senador y estaba........
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