Los ríos de la Sierra Nevada de Santa Marta y sus estuarios
Colombia –según la revista Forbes– es el tercer país más bello del planeta, con un potencial turístico inigualable.
Su fulgor esmeralda nace de la exuberancia del bosque tropical y de su biodiversidad asombrosa: dones sagrados que no podemos seguir desgastando.
Una de sus maravillas naturales es la Sierra Nevada de Santa Marta, una mole costera que, independiente de nuestras cordilleras, se alza solitaria hasta rozar los 6.000 metros sobre el nivel del mar.
Desde hace décadas, este templo natural ha estado bajo la amenaza de la deforestación y los cultivos ilícitos.
Los pueblos indígenas de la sierra, «guardianes del mundo», consideran ese territorio sagrado e inviolable: allí, dicen, palpita el corazón del planeta.
Es el hogar ancestral de los arhuacos, los wiwas, koguis y kankuamos -nietos de la cultura Tairona-, así como de campesinos y colonos como el gran Carlos Huertas, «el cantor de Fonseca», nacido en Dibulla frente al mar Caribe, aquel que bautizaron en Barranca y quien en toda La Guajira se hizo libre.
La sierra engendra los ríos más hermosos del mundo, que junto al mar Caribe cincelan los estuarios más bellos del universo.
Zambullirse........
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