La razón del ruido
Por Johan Steed Ortiz Fernández
Vivimos en una ciudad donde el ruido tapa hasta los latidos.
Ruido de promesas, de insultos, de indiferencia.
Pero el ruido más peligroso es el que hace el silencio de la conciencia.
El ruido no está solo afuera.
A veces habita dentro de nosotros, disfrazado de orgullo, haciéndonos creer que solo nuestra voz tiene la verdad.
No me interesa tener siempre la razón.
Me interesa tener siempre la conciencia despierta.
Porque cuando la conciencia se apaga, el ruido manda.
Vivimos rodeados de voces que no escuchan.
De palabras que no dialogan.
De gritos que buscan eco, no verdad.
El ruido no está solo afuera: también late adentro, cuando creemos que opinar es comprender y que tener razón es tener corazón.
He comprendido que la política no es un escenario: es una escuela.
Una escuela donde no se gradúan los que más hablan, sino los que más aprenden.
Y aunque algunos olviden, hay cosas que el tiempo no borra: los debates que nadie quiso dar, los temas que parecían imposibles de tocar, las promesas que se cumplieron en defensa de la educación pública con infraestructura digna; cuando insistimos en salvar el Santa Librada, en exigir al municipio el ejemplo de pagar a tiempo a sus contratistas; en defender la transparencia en la contratación, cuando exigimos control al PAE, en........





















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