Del silencio cómplice al control necesario
Por: Johan Steed Ortiz Fernández
En febrero denunciamos la inoperancia de una Contraloría Municipal que parecía más aliada del poder que vigilante del erario. Hoy, con nuevos informes en mano, se confirma que teníamos razón. Lo preocupante es que la administración Casagua está repitiendo los mismos errores que prometió corregir.
El 22 de febrero de 2024, en el recinto del Concejo de Neiva, denunciamos una verdad que durante años se había intentado maquillar: la Contraloría Municipal se había convertido en un espectador pasivo del deterioro financiero y administrativo del municipio. Ese día, en un debate de control político que realizamos al Contralor municipal al inicio de este nuevo periodo 2024–2027, recordamos las múltiples advertencias que hicimos durante el periodo anterior (2020–2023), cuando anticipamos el descalabro financiero que enfrentaría la ciudad, y el riesgo que correría Empresas Públicas de Neiva de una posible liquidación debido a las malas gerencias.
Fue inevitable reclamarle al contralor su silencio cómplice, porque ello permitió que el municipio perdiera su categoría fiscal. En esta oficina ubicada en el cuarto piso de la misma Alcaldía, reinó la omisión. Ese día le demostramos, con documentos, cifras y evidencia, la incoherencia entre la información que él presentaba y los resultados de la Auditoría de la Contaduría General de la Nación.
Junto a otros concejales, le solicitamos su renuncia. Además, aprobamos una proposición para ajustar su aumento salarial al 9,3% y no al 10,88% que propuso —paradójicamente— un concejal que........
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