Escribir ¿para qué, para quién?
Por: Gerardo Aldana García
Cuán sublime es el arte de escribir un poema, un cuento, una novela. Lo es tanto que el creador de un verso, de un relato, se convierte en un padre, en una madre que ama cada verso, cada narración dado que, para hacerse realidad sobre las páginas de un libro, ha pasado todo el proceso de gestación; y antes de este, el escritor tiene en su intimidad los deseos o sueños; también miedos como alegrías, y entonces imagina cómo dará sentido y forma a un nuevo hijo. No es un asunto de romanticismo creer que un poema es tan valorado por su autor como un padre a su hijo. Y, al igual que la madre quiere que su hijo crezca y se desarrolle con éxito, también el escritor desea lo propio para su poemario, sus cuentos o su novela. Creo que si hay algo que entristece a un escritor es el hecho de no ser leído. Ciertamente, la razón de ser del creador de la escritura está en la capacidad que tienen sus textos de capturar la retina, y la emoción de un lector; bien sea para que lo ame o lo odie, lo aplauda o lo critique. Es una ofensa mayor para quien escribe saber que su obra, pese a que se encuentra en una biblioteca o en la red de internet, continúa intacta, con el celofán cubriéndola o en la virginidad de la página de la red que aún no siente la carica de un Me Gusta.
Es recurrente escuchar confesiones de escritores huilenses cuando en tertulias literarias expresan la frustración de que........
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