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CANONIZACIÓN Y TRANSFORMACIÓN | Por: Francisco González Cruz

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09.06.2025

Por: Francisco González Cruz

El desarrollo integral de un país se explica por la calidad de su “capital social”. Poco tiene que ver con sus recursos naturales, su tamaño, su clima, el color predominante de su población y otras características determinadas. Es la calidad de su población y de las relaciones que se establecen entre la gente, la sociedad y sus instituciones, las responsables de los procesos que conducen al bienestar de una sociedad. Cuando se dice la “calidad” de su gente se trata fundamentalmente de sus virtudes como personas humanas, es decir su educación, cultura, honestidad, confiabilidad y otros atributos. Y así será la sociedad en que vive, una sociedad decente, confiable y honesta, en donde sus integrantes confían entre sí y en sus instituciones.

No son personas ni sociedades perfectas, ajenas a los problemas y conflictos, pero tienen los mecanismos para resolverlos, fundamentalmente la palabra, sí señores, valoran la palabra, la cuidan y permiten que sea por su confiabilidad el mecanismo para la concertación y los acuerdos. “De la abundancia del corazón habla la boca” dice la Biblia. Son las relaciones de confianza las que hacen a una sociedad exitosa, sus compromisos cívicos, sus redes de cooperación, el respeto a sus normas y en general su ética social, sus virtudes ciudadanas.

Experiencias existen de comunidades que han partido de situaciones muy graves, se han puesto de acuerdo en estos procesos, se ponen en marcha y ahora muestran orgullosas sus resultados. Japón luego de la guerra, Singapur luego de su independencia, Corea del Sur como modelo frente a Corea del Norte, Noruega que puso la........

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